lunes, 3 de noviembre de 2008

Something from the past

"Toda aquella ciudad... no se veía el final...el final...por favor, ¿puede mostrarme donde acaba? Todo iba muy bien en la escalerilla y yo iba impecable, con mi abrigo. Era un espectáculo, iba a bajar, te lo prometo... ese no fue el problema.
No fue lo que vi lo que me detuvo Max, fue lo que no vi... ¿puedes comprenderlo? Lo que no vi...En toda aquella inmensa ciudad había de todo menos un final. No había final...Lo que no vi fue donde terminaba todo aquello. El final del mundo.



Fíjate en un piano. Las teclas empiezan, las teclas acaban. Sabes que hay ochenta y ocho, nadie puede discutírtelo. No son infinitas. Tú eres infinito. Y en esas teclas la música que puedes hacer es infinita.
Eso me gusta. Así si puedo vivir. Pero si me subo a esa escalerilla y me pones delante un teclado con millones de teclas, millones y millones de teclas que no tienen fin… y esa es la verdad Max, no tienen fin, ese teclado es infinito. Y si ese teclado es infinito no hay música alguna que puedas tocar en el. Te has equivocado de taburete: ese es el piano de Dios.



¡Cielo santo! ¿Viste aquellas calles? Solo las calles, había miles de calles... ¿Como lo hacéis allí abajo? ¿Como escogéis una sola? ¿Una mujer? ¿Una casa? ¿Una...parcela de tierra que sea tuya, un paisaje que contemplar? Una forma de morir...
Todo ese mundo pesa demasiado y ni siquiera sabes donde acaba... es decir, ¿no te asusta nunca el hecho de hundirte solo de pensarlo, solo de la enormidad de vivir en el?
Max, yo nací en este barco... y el mundo ha pasado ante mi con dos mil personas cada vez... y aquí había deseos, pero no mas de los que cabían entre proa y popa. Yo interpretaba mi felicidad pero en un piano que no era infinito. Aprendí a vivir de esa forma.



¿La tierra? La tierra es un barco demasiado grande...una mujer demasiado hermosa... un viaje demasiado largo... un perfume demasiado fuerte... es una música que no se tocar. Nunca podría bajarme de este barco. Como mucho, puedo bajarme de mi vida. Al fin y al cabo, yo no existo para nadie. Tú eres la excepción, Max. Tú eres el único que sabe que estoy aquí. Eres una minoría. Y más vale que te acostumbres.
Perdóname amigo mío, pero no pienso bajarme."


Hace mucho que colgúe este monologo en la red por primera vez. El caso es que siento que a este blog le faltaría algo si no incluyese en él una mención, una entrada, a una de las más bellas películas que he visto en mi vida.“La leyenda del pianista en el océano” es auténtica poesía fílmica. Se trata de una historia de amor, de amistad, de genialidad, de dolor, de dudas… es, en fin, la historia de una vida.

Pensaba en introducir aquí la sinopsis de la película y quizá hacer un análisis de la misma, pero prefiero no hacerlo y que esta entrada permanezca entre lo que podría llamar “conjunto de entradas personales y reflexivas” en vez de encasillarla en un grupo de artículos formales.

Y es que esta película tocó algo muy dentro de mí. Una vez más, os la recomiendo a todos. Estoy convencido de que, como poco, os hará reflexionar.No he logrado encontrar este monologo en video, pero adjunto una escena de la pelicula, solo para que os hagáis una idea.


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