Hoy no me quedan palabras. Las he gastado en mi cabeza, alternándolas de mil formas, y resultando que ninguna tenía sentido. Esta tarde ni la música era un consuelo mientras caminaba por la calle. Lo es mucho menos ahora, a estas horas de la noche. Solo puedo desear que llegue mañana, aunque ni el amanecer será un consuelo en si mismo.
"El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el daño hecho" William Shakespeare.
Yo no soy un sabio. Tengo miedo. Pero también esperanza. La esperanza es para los tontos, dicen. Y se sonríen.
Pero no saben que yo en eso ya tengo un doctorado.
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