domingo, 12 de febrero de 2012

No. No me voy de cruzada.

"Se niegan las promesas que no nos hizo nadie,
sino nosotros mismos, al oído..."


Este año, o los pocos días que llevamos de este nuevo año, quería haber escrito muchas cosas. Quería escribir sobre los domingos que acababan en esa puerta blanca que convertían a los lunes en un día no tan desagradable; sobre viajes en moto de quince helados minutos que merecía la pena pasar; sobre dibujos de un dedo en una espalda; sobre risas y pullas. Eso, en cuanto a los recuerdos. Porque eran cosas del año viejo. El que ya pasó.

De los días del año nuevo, querría haber escrito sobre otras cosas. Sobre viajes en moto muy distintos, que más bien parecían querer dejar algo atrás. Sobre la adrenalina que desata la rabia. Sobre la duda y sus amigos.  Sobre la estupidez y el orgullo. Sobre la debilidad. Sobre cómo nos gusta engañarnos, sobre cómo evitamos afrontar la realidad. Sin anestesia, de frente. Como debería ser. Tanto quería escribir sobre esas y otras cosas... que lo hice. Pero las borré. O las dejé inacabadas. Y en su lugar, escribí y publiqué otras cosas. Y ahora... supongo que ahora no quería escribir nada. No tenía ganas. Pero aquí estamos.

Elena me llama William. Por Shakespeare, supongo. Por lo de dramatizar y tal. Clara no. Ella dice llanamente que dramatizo. No estarán muy equivocadas. Aunque me repatee. 
Dramas los justos, supongo que es lo mejor. El mundo no parece acabarse todavía. Para alguien como yo, quejarse debería estar prohibido. Con la que está cayendo. Con el dolor y las situaciones límite que viven tantas personas. Mientras yo escribo estas líneas en un Mac, ajeno a los tres grados que hacen ahí fuera, y con el estomago lleno gracias a los sandwiches que alguien ha tenido la amabilidad de prepararme. Debería estarme prohibido dramatizar, o quejarme. Porque hoy he tenido palabras de aliento, risas, abrazos y besos. Por tantas cosas.


Y aun así... aun así no puedo evitar sentir esta sensación en el estómago. Este nudo en la garganta. Esta sensación de querer estar lejos de todo. Este enfado conmigo mismo. Por hablar a destiempo, incompleto, y tener que escribir ahora. Por bastantes cosas. Me gustaría poder poner cara de suficiencia. De “así es la vida” mientras doy un trago al cubata y paso página. De “ahí me las den todas”.

Pero estoy furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso. No encuentro centro ni reposo. Me siento alegre, triste, humilde, altivo, enfadado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido y receloso. Y si no he huido el rostro al claro desengaño, que baje Dios y lo vea. Lo mismo si no he bebido veneno como si fuera ron Brugal del bueno. Y si, he creído como un imbécil que el cielo en un infierno cabía.

¿Dramatizo? No lo se. Como el blog es mío, me desahogo como quiero. Y hoy paso de meter de por medio a Nick, a Jofiel y a todo el mundo. Hoy, prosa desnuda, sin seudónimos. No me voy a ir de cruzada. Mañana me levantaré, iré a trabajar, ensayaré... como cualquier otro día de este mes. Sólo habrá cambiado eso de que donde había duda hay ahora certeza. Por cierto, si pudiera le reventaría la cara a mi yo del pasado, el que escribió “todo o nada”. Por tener las narices de escribir semejante farol. 

En fin, el domingo se ha acabado mientras cosía estos retales sin demasiado sentido. Las últimas semanas, los he tenido peores. Hoy he vuelto a reirme allí, a dibujar figuras sin sentido en su espalda, a hacerle un juego de magia, a perderme como un idiota en esos ojos y a despedirme en esa puerta blanca. Como antes. Solo que todo ha sido distinto. Y me cuesta resignarme. No se si lo haré pronto. Porque claro. Claro que había algo. Que me encantaba. Que echo de menos. Que fue demasiado breve. Toca joderse.

¿Algo más? Ah, si... que Lope me disculpe por fusilarle tan mal ese soneto.

2 comentarios:

La chancha y su San Martín dijo...

Y después dicen que las mujeres somos las complicadas ;)
Es una suerte que tengas un blog en donde podés expresarte, ya que hoy nadie está interesado en escuchar a nadie y menos si lo que hay para escuchar es algo similar a lo que vos publicaste en esta entrada.

Saludos

Lukas Romero Wenz dijo...

Solo una cosa: si que te vas de cruzada. O como llamas tu a la vida cotidiana, mi querido aventurero?