"Los dos echamos cuentas. Kelly llegó a una conclusión, supongo. Que tenía que olvidarme y yo también que la había perdido, porque nunca podría salir de aquella isla, moriría allí totalmente solo. Me pondría enfermo, me haría daño con cualquier cosa. Lo único que podía elegir, lo único que podía controlar era el cómo, el cuándo y dónde iba a pasar, así que fabriqué una cuerda y subí hasta aquella cima para ahorcarme. Pero tenia que probarlo, claro, ya me conoces… y el peso del tronco rompió la rama del árbol, así que ni siquiera pude matarme como yo deseaba. No tenía poder sobre nada.
Fue entonces cuando una sensación me envolvió como una cálida manta. De algún modo entendí que tenía que sobrevivir como fuera, tenía que seguir respirando aún sin motivo para la esperanza; la lógica me decía que no volvería a ver este lugar de nuevo. Y eso es lo que hice, sobreviví, seguí respirando. Y un día esa lógica resultó estar equivocada porque la marea trajo una vela con que navegar y aquí estoy, de vuelta, en Memphis, hablando contigo… Tengo hielo en mi vaso y he vuelto a perderla otra vez.
Estoy muy triste por no tener a Kelly pero me alegro de que estuviera conmigo en aquella isla. Y ahora sé lo que debo hacer: seguir respirando, porque mañana volverá a amanecer y quién sabe qué traerá la marea."
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