El murmullo aumentaba en aquella tarde gris típica de Otoño. La calle era un río de gente, que se agolpaba más y más conforme desembocaban en la gran plaza. Nick trataba de abrirse paso, cortando el flujo de gente tratando de llegar a su portal, pero a cada paso la tarea era más difícil. Oía las consignas, coreadas por grupos de gente aquí y allá. Trató de atajar el camino pasando por entre un grupo de jóvenes que llevaban batas de médico. Perdona, disculpa, lo siento, repetía él moviéndose con agilidad pese al gentío. Pisó el pie de alguien y se giró para disculparse por enésima vez. Los ojos castaños de una chica de cabello largo y mejillas encendidas se clavaron con reproche en él. Aquella cara de enfado tenía algo que invitaba a una sonrisa, pero Nick reprimió la suya como pudo y murmuró su disculpa. Le pareció que ella aflojaba la tensión de su mirada, pero no podía estar seguro. Ambos se habían girado y cada uno siguió su camino.
Unos pasos más allá, Nick alcanzó por fin su destino. Se apoyó en la puerta y bufó con cansancio. La gente seguía agolpándose. Miró por entre las pancartas que se alzaban aquí y allá. Sus ojos se detuvieron de pronto en lo alto de la torre de la Iglesia. Le pareció ver una sombra, y supuso que sería Jofiel. Nick resopló. No se podía creer que su amigo siguiera haciendo de vigilante en las azoteas. Se dijo que sería costumbre de perro viejo.
Introdujo la llave en la cerradura, la abrió y empujó la puerta, cerrándola tras de sí. Al poco se encontraba en el salón de grandes ventanales. Mirando la plaza a través de ellos, de espaldas a Nick, estaba Jofiel.
- ¿Te he visto en...? -dudó Nick.
- Claro que no. Qué cosas dices... -contestó Jofiel sin girarse.
- Ya...
Nick se acercó a la ventana y miró afuera. Aquello era una marea humana gigantesca. Se quedó en blanco mirando a los cientos de personas que había allí, escuchando sus consignas, mientras sus pancartas se movían ejerciendo algún tipo de efecto hipnótico en los ojos de Nick.
-El mundo está loco -murmuró al fin.
- Te diré un secreto -dijo Jofiel sin mover un ápice su expresión neutra- siempre lo ha estado. Desde que puedo recordar, las personas que están abajo han luchado por bajar a los que están arriba, y estos han intentado mantenerse donde están -se calló unos segundos, y luego continuó- La única diferencia es que ahora puedes organizar todo esto por Twitter.
Nick no dijo nada. Había visto la mancha blanca que formaba el grupo de los de las batas.
Se preguntó si la chica de las mejillas encendidas seguiría con esa cara de enfado. Después sacudió la cabeza. Eres increíble Nick Halden, se dijo. Nunca te han interesado las manifestaciones, de repente te cruzas miles de personas en una y...
-Se ha levantado viento del Este -Jofiel interrumpió de pronto el hilo de sus pensamientos.
Nick lo miró. Entre las muchas cosas extrañas que tenía su amigo, era la fijación con los vientos, y Nick nunca sabía si lo que decía de ellos era algún tipo de simbolismo o si realmente lo creía como una realidad física. Se giró solo para ver como Jofiel seguía con la mirada fija en la muchedumbre y empezaba casi a canturrear...
“Viento del Este y niebla gris
anuncian que viene
lo que ha de venir.
No me imagino que irá a suceder,
más lo que ahora pase
ya pasó otra vez...”
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