Había una vez un mercader en el famoso mercado de Bagdad.
Un día vio a un desconocido mirándole con sorpresa y el mercader supo que ese desconocido era la Muerte. Pálido y temblando, el mercader huyó del mercado y viajó muchas, muchas millas hasta la ciudad de Samarra, pues estaba seguro de que la Muerte no podría encontrarle allí. Pero cuando por fin llegó a Samarra el mercader vio que lo esperaba la siniestra figura de la Muerte.
- Muy bien -dijo el mercader- Me rindo. Soy tuyo. Pero dime por qué me miraste sorprendido esta mañana en Bagdad.
- Porque -dijo la Muerte- tenía una cita contigo esta noche aquí, en Samarra.
¿Cuándo el sendero que caminamos se cierra en torno a nuestros pies?
¿Cuándo el camino se convierte en un rio con un solo destino posible?
La muerte nos espera a todos en Samarra.
Pero... ¿puede Samarra ser evitada?
(Extraído del capítulo "The Six Thatchers" de la serie Sherlock)
Un día vio a un desconocido mirándole con sorpresa y el mercader supo que ese desconocido era la Muerte. Pálido y temblando, el mercader huyó del mercado y viajó muchas, muchas millas hasta la ciudad de Samarra, pues estaba seguro de que la Muerte no podría encontrarle allí. Pero cuando por fin llegó a Samarra el mercader vio que lo esperaba la siniestra figura de la Muerte.
- Muy bien -dijo el mercader- Me rindo. Soy tuyo. Pero dime por qué me miraste sorprendido esta mañana en Bagdad.
- Porque -dijo la Muerte- tenía una cita contigo esta noche aquí, en Samarra.
¿Cuándo el sendero que caminamos se cierra en torno a nuestros pies?
¿Cuándo el camino se convierte en un rio con un solo destino posible?
La muerte nos espera a todos en Samarra.
Pero... ¿puede Samarra ser evitada?
(Extraído del capítulo "The Six Thatchers" de la serie Sherlock)
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