martes, 11 de febrero de 2020

Pena en el corazón...

Por las cosas que pudieron ser y ya nunca serán.
Por las confidencias que fueron y las que se perderán.
Por el volcán inmenso que fueron luego dos peces de hielo.
Por el miedo a que las cosas buenas entre los dos sean insalvables.
Por las confesiones que quizá ya no vuelvan.
Por los premios que depusimos y los viajes que ya no haremos.
Por correr sin mirar atrás pero quizá sí demasiado hacia adelante.
Por los errores cometidos, por los que pesaron y por los que tampoco importaron tanto.
Por los besos que se han quedado tatuados, los suspiros que aún tienen eco.
Por las canciones que ya no sonarán igual, porque ya siempre serán suyas.
Por tener que darme cuenta de que no sirve forzarse olvidar.
Por los versos de Lope que abofetean la realidad.
Por las palabras que se quedarán siempre escondidas.

Por todo eso y por lo que no tiene sitio aquí, por lo que hubo, por lo que quede, por lo que terminará por irse...

Pena en el corazón y sonrisas bajo el brazo.

Porque sucedió, sin importar cuánto durase.
Porque se abrió el pecho y me invitó a conocerla.
Porque me enseñó tantas cosas sobre mi.
Por las estampas imborrables que aún podrán recordarse con una sonrisa.
Porque lo intentamos y crecimos intentándolo.
Porque Asturias, porque las montañas a lo lejos que se quedarán con nuestro secreto.
Porque Valencia, porque las mañanas eternas.
Por las miradas cómplices, por las buenas intenciones y los malos entendidos.
Porque sentirla respirar cerca fue hogar durante un tiempo.
Porque lo hicimos lo mejor que pudimos.
Porque no toqué el cielo, lo atravesé de parte a parte cuando era uno con ella.
Porque estamos vivos y porque los dos seremos felices allá donde nuestros caminos nos lleven.
Porque siempre podré recordarlo y sentir un poco de calor aquí adentro.


Por todo, por todo esto...
Siento Pena en el corazón: a veces duele y a veces me hace sonreír.


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