Ayer, jornada de meetings. Primero, con Holly, la inglesa más cullerense y su amiga Amber. George gozó de una tarde de ingles a tutiplen mientras esquivabamos a las multitudes que se precipitaban de tienda en tienda en las rebajas de Oxford Street. Eso si, no soltó prenda. Por la noche, encuentro con la expedición valenciana de un sector del grupo de teatro “Mutis por el foro”. Hoy toca dia más relajado, con comida en casa y tarde por Westminster.
Anécdotas… Holly y Amber nos llevaban a la estación de Waterloo para pasar la tarde cerca del London Eye. Salimos del metro, encaramos el pasillo. De pronto escucho unos acordes de guitarra. Son rápidos, familiares, y seguidos por riffs harto conocidos a pesar de basarse en improvisaciones. Tardo un par de segundos en darme cuenta. Es “Sultans of Swing” Y esta vez, no se trata de mi imaginación. No me lo pienso: me precipito a la salida y ahí lo veo. Un hombre abandonandose a la música, mientras sus dedos se mueven por el mastil de la guitarra a la velocidad del pensamiento, pero con una suavidad y precisión envidiables. No reconozco la marca de la guitarra… desde luego no es una Fender Stratocaster, pero a estas alturas poco importaba. Estoy en Londres, en una estación de metro, escuchando por primera vez una versión callejera del mitico tema de Mark Knopfler.
Si, lectores. Lo mio con los Dire Straits no tiene arreglo. Y mientras este en Londres, me temo que tendreis que leer cosas como esta una y otra vez. Por otro lado, nunca he aflojado una libra tan gustosamente como lo hice ayer tras escuchar semejante homenaje musical. Nunca.
“Way on downsouth; way on downsouth London town”
Anécdotas… Holly y Amber nos llevaban a la estación de Waterloo para pasar la tarde cerca del London Eye. Salimos del metro, encaramos el pasillo. De pronto escucho unos acordes de guitarra. Son rápidos, familiares, y seguidos por riffs harto conocidos a pesar de basarse en improvisaciones. Tardo un par de segundos en darme cuenta. Es “Sultans of Swing” Y esta vez, no se trata de mi imaginación. No me lo pienso: me precipito a la salida y ahí lo veo. Un hombre abandonandose a la música, mientras sus dedos se mueven por el mastil de la guitarra a la velocidad del pensamiento, pero con una suavidad y precisión envidiables. No reconozco la marca de la guitarra… desde luego no es una Fender Stratocaster, pero a estas alturas poco importaba. Estoy en Londres, en una estación de metro, escuchando por primera vez una versión callejera del mitico tema de Mark Knopfler.
Si, lectores. Lo mio con los Dire Straits no tiene arreglo. Y mientras este en Londres, me temo que tendreis que leer cosas como esta una y otra vez. Por otro lado, nunca he aflojado una libra tan gustosamente como lo hice ayer tras escuchar semejante homenaje musical. Nunca.
“Way on downsouth; way on downsouth London town”
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